Día 4. Viernes 30 de Mayo

13/06/2008

Viajamos a la ciudad antigua de Jerusalem para visitar el Kotel (Muro de los lamentos). Siete soldados se incorporaron a nuestro grupo para estar los próximos 5 días compartiendo las actividades y conocer lo que hacen. A pesar de que no todos hablan bien español, nos podemos entender bien porque alguna relación con el idioma tienen, ya sea porque vinieron de Argentina o porque tienen familiares en algún país de habla hispana.

Para llegar a ver el Kotel por primera vez, nos hicieron cerrar los ojos y ponernos uno atrás de otro tomando el hombro derecho de la persona que iba adelante con la mano. Empezamos a caminar sin ver, sólo guiándonos por los pasos de la otra persona. Subimos y bajamos escaleras y caminamos hasta que nos sentamos en el suelo. Cuando pudimos abrir los ojos, nos encontrabamos en un mirador desde donde se veía en frente nuestro el Kotel.

Lo observamos y tomamos fotos y bajamos. Pasamos un control de seguridad y nos dirigimos hacia el muro. Fue una experiencia muy linda y emocionante. No tenía nada de diferente a como lo solía ver en fotos, pero estar en el lugar es muy distinto. Muchos pusieron sus deseos escritos entre las piedras, nos sacamos fotos y después de un rato allí, nos reunimos todos (porque el muro está dividido en dos partes separadas, una para hombres y la otra para mujeres) y fuimos hacia el Parque Arqueológico, a pocos metros del lugar.

Tuvimos una explicación sobre el lugar y su historia mientras veíamos en una pantalla la ciudad antigua de forma virtual para cuando lo recorrieramos después, pudiésemos comprender en dónde estabamos parados.

Almorzamos a la salida del museo y seguimos hacia un shuk (mercado) para no sólo comprar sino también ver como eran los preparativos para el Shabbat en Jerusalem.

Había mucha gente y los vendedores se la pasaban gritando sus ofertas. A esa hora, después del mediodia, como queda poco tiempo para que comience el Shabbat, los precios empiezan a bajar para que los vendedores se puedan sacar de encima aquellos productos que tienen que vender y es por eso que todavía concurre más gente al shuk.

Llegamos al hotel ya en Shabbat por lo que hasta el otro día a la tarde no íbamos a seguir viajando (por suerte).

Las mujeres encendieron las velas en el lobby del hotel y luego fuimos a caminar unas cuadras para ver cómo la gente vivía ese día. Entramos en un salón donde cantamos las canciones típicas y al regresar pudimos descansar.

Muro de los Lamentos

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